"(...) le preguntó si conocía en su pueblo a un tal Pedro Lanuza, padre de dos rapazas bien apersonadas y ligeras de cascos, y no había terminado de formular la pregunta cuando Minervina rompió a reír:
- Toda la famila alumbrada, señora Blasa.
- Y qué quieres decir con eso?
- Lo que oye, señora Blasa, alumbrados, de esos que dicen que Nuestro Señor prefiere ver a un hombre y una mujer en la cama que en la iglesia rezando latines.
- Eso dicen en tu pueblo? Siempre fue un poco rara esa familia.
Minervina se esforzó por recordar más cosas para complacer a la señora Blasa, para caerle en gracia:
- También dicen que Nuestro Señor viene a ellos sin más que sentarse e esperar. Que basta quedarse quietos y aguardar para que el Señor los ilumine. Por eso les dicen también los dejados."
Miguel Delibes, El hereje, Barcelona: Ediciones Destino, 1998, p. 66.
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